El viernes pasado, después de un día intenso, de mucho trabajo, mucho madrugón y mucho esfuerzo se me quedó cara de tonto.
Cara de tonto, ya que cuando estaba llegando al cole de mi hijo para recogerle, me cazó el radar.
Tonto, porque ese día había recorrido más de 200 kilómetros con todo el cuidado del mundo, y justo cuando estoy llegando, a pesar de mirar por si estaba el radar donde suelen colocarse, zas!, me pilló.
Tonto, porque a pesar de que permanentemente me pasan vehículos de todo tipo, a unas velocidades bastante superiores a la mía, con gente hablando por el móvil segun conducen, tirando colillas encendidas por la ventanilla y haciendo maniobras prohibidas, es a mí a quien han cazado.
Tonto por que encima, ni tan siquiera me ha cazado la Ertzaintza o la Guardia Civil, sino nuestros diligentes miembros de la Policía Municipal de Bilbao.
Tonto porque todos los días paso cuatro veces por el mismo sitio, y siempre siempre me fijo por si está el coche camuflado. Tonto por no verlo, o por no tener una cabeza con giro parabólico para poder ver cómo estaba escondido para poder cazar más gente.
Tonto por que acabaré pagando la multa sin rechistar, y por que me quitarán puntos del carnét.
Tonto por ese sentimiento de impotencia y de injusticia, como cuando se te pasa la OTA diez minutos, y acabas con la dichosa papeleta en el cristal, mientras que los que están en la misma calle que tú y a la vez que tú en doble fila o mal aparcados no reciben una mísera amonestación nio aviso.
tagzaniapaste
Tagzania: tz_sQQORCt7El001NnvCNzbH40Qov7VU