Las guerras entre las distintas administraciones por intentar ser el primero en hacer algo para salir en la prensa y ponerse la medalla correspondiente ya no sólo se libran en las grandes infraestructuras tipo AVE, Y Vasca, etc., también al mundo de las tecnologías.
Primero asistimos a la guerra por los certificados digitales, en la que primero la FNMT quiere cobrar por todo, los distintos organismos autónomos sacan cada uno el suyo, Generalitat Catalana, Junta de Andalucia, y en nuestro caso, el Gobierno Vasco con las tarjetas Izenpe que culminaron en la tarjeta ONA, y la gran apuesta, el DNIe del Gobierno Nacional. Ahora, cuál uso, en qué casos, con qué navegadores, qué plugins necesito, … demasiadas preguntas para que un usuario normal pueda sobrellevarlo con dignidad.
Ahora ya llegan las guerras por las cuentas de correo «oficiales» y gratuitas. Veamos, en mi entorno, vivo en Bilbao, territorio de Vizcaya, por lo tanto, la Diputación Foral de Bizkaia dentro de su proyecto denominado «BiscayTik» lanza un servicio de correo electrónico para los habitantes del territorio bajo el dominio «bizkaia.eu«.
Bueno, pero como también vivo en Euskadi, aparte de vizcaíno, también soy vasco, y el Gobierno Vasco no debe ser menos, con lo que también tiene su propio proyecto, denominado «Metaposta».
También he tenido la suerte de estar en un país denominado España, por lo que soy español y tengo los mismos derechos que el resto de españoles, con lo que el Gobierno lanza un servicio de correo electrónico oficial a través de quien más sabe de correos: «Correos».
También, para poder acceder a Internet en mi casa, debo contratar un ISP, con el que también tengo una cuenta de correo incluida en el precio de la conexión.
De vez en cuando, suelo ir a trabajar, y en el trabajo tengo que utilizar una cuenta de correo corporativa (bueno, más de una, pero eso es otra historia).
Además, como Google es txatxi y es «cool» tener una cuenta en Gmail, pues eso, tengo una.
Además como mi hermano y yo somos freakies, tenemos nuestro propio dominio familiar, con lo que tengo otra cuenta más.
Resultado, tengo tantas cuentas de correo que no se cuál utilizar para qué. Probablemente acabaré haciendo como en su día hice con las tarjetas de crédito, quitar todas menos una, la que me sirva para casi todo y destruir el resto.
Si esto es así, y otra gente llega a la misma conclusión, qué harán los que han promovido todas esas cuentas «gratuitas», pero que no lo son tanto, ya que las he pagado yo con mis propios impuestos?
Veremos a donde nos lleva todo esto.
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