Esta mañana me ha pasado algo que me apetecía contar a quienes puedan pasar por aquí.
El título del post me ha venido a la mente recordando la canción de los Beatles: «A Day in the Life» de «The Beatles» del álbum «Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band», de 1967.
Algo ha llovido desde entonces, y aquella manera de narrar lo que ocurría entonces ahora se puede realizar en forma de post y distribuirlo libremente a través de internet, en lugar de escribir una letra, ponerle una música y distribuirla a través de la industria discográfica y los medios de comunicación tradicionales.
Recuerdo aquella canción porque yo cuando empecé a estudiar inglés, mi tío Txema que había estado en Londres trabajando, me pasó unas «casettes» con toda la música de los Beatles (no se por qué me da, pero a eso la SGAE ahora lo llamaría piratería). Eso me permitió conocer el inglés mediante la música.
Hoy lo que me ha ocurrido es que estaba en una ciudad que no es en la que yo vivo. He tenido que ir a realizar una gestión en el centro en una entidad pública, y os cuento cómo han sido las vicisitudes para llegar a ello.
Primero, procedimiento «tradicional», busco en Google Maps, el lugar al que quiero ir, y le digo que el recorrido lo quiero hacer a pie, tiempo estimado 20 minutos. Vaya, ando ajustado, tendré que ir en coche, pero si llevo el mío tardaré más que si voy andando. La alternativa, el Taxi.
Busco en Google: «taxi» y hábilmente me responde ya con taxis de Vitoria (parece que la búsqueda instantánea y contextual está funcionando).
Método 1.0, marco el teléfono del servicio de taxis y me envían uno.
Llego a mi destino y seguimos como en el 1967, hay que entregar unos documentos en el registro en fecha y forma oportunos, para que me echen un sello y me lleve una copia (alguien no hace sus deberes y desconoce la ley que permite realizar gestiones administrativas telemáticamente, pero no pone los mecanismos necesarios para que los administrados dispongan de dicha funcionalidad).
Salgo y tengo que volver a todo correr a la oficina. ¿Cómo lo hago?. En Taxi de nuevo. En el SmartPhone veo que hay una WiFi abierta cerca (no de la Institución, sino de una cafetería, que tiene claro lo que es servicio al cliente). Me conecto a la WiFi y así no consumo datos de mi conexión 3G. Accedo a la aplicación de Google Maps, como tiene GPS incorporado, me muestra exactamente dónde estoy. Le digo al aparato «cómo ir», el me responde: «de donde tú estás» y me pregunta a dónde quiero ir, escribo el nombre de mi empresa (cuatro letras) y la ciudad de la oficina, y le digo, IR, el sistema me dibuja el recorrido que tendría que hacer en coche para llegar en 4 minutos a mi oficina. No tengo coche, le digo que en transporte público, pero hay malas combinaciones. Finalmente, le digo andando y tengo los 20 minutos que me dijo antes.
No me queda más remedio que coger otro taxi, en la misma pantalla le digo «buscar» y escribo «taxi». Me aparecen con chinchetas marcados los lugares próximos a mí donde hay taxis. Selecciono uno, casualidad la misma empresa a la que llamé antes (posicionamiento). Pulso sobre la chincheta y me aparecen los datos de esa empresa, dirección, web y teléfono. Pulso sobre el teléfono y marca automáticamente. Le indico dónde estoy y en tres minutos tengo el taxi delante mío.
Llega un taxista muy amable, con una furgoneta, al acercarme a abrir la puerta él pulsa un botón y se abre sola. Entro en el taxi, pulsa un botón y la puerta se cierra. Aparte de los aparatos típicos de los taxistas (taxímetro, emisora, radio, …) me fijo y veo un terminal portátil de pago mediante tarjetas de crédito (pienso: mejor, así no tiene que andar con calderilla ni cambios, que se encargue de guardar el dinero el banco). Adelante, junto al conductor veo un netbook blanco. Le pregunto por él y me dice que cuando está en la parada, como hay WiFi cerca abierta, le permite conectarse a internet desde el propio taxi, pero que cuando no la hay, me enseña su pintxo 3G.
Llego a mi oficina, pago y termino la gestión. ¿Se ha terminado? No, algo me hace pensar en todo esto.
Por un lado, me quedo maravillado y sorprendido de cómo la tecnología la estamos usando en nuestro día a día, pero no sólo yo que soy un «friki» o «geek» o como lo queráis llamar, sino el propio trabajador en su taxi, cómo ha sabido ponerse al día y utilizar las posibilidades que están a su alcance. No me extrañaría que él fuera uno de los taxistas que están moviendo su negocio a través de internet y de las redes sociales (en Twitter conozco unos cuantos y me encanta conversar con ellos).
Por otro lado, estoy trabajando, y podría hacer un cálculo de costes de cuánto ha costado la gestión que yo he realizado:
- Tiempo destinado a bajar el impreso correspondiente en formato Word, rellenarlo e imprimirlo tantas veces como papeles llevaba.
- Adjuntar un impreso de presentación con su correspondiente copia, rellenarlo, imprimirlo y firmarlo y sellarlo por duplicado.
- Adjuntar todas y cada una de las fotocopias de los dnis y las tarjetas de desempleo de los alumnos de un curso.
- Tiempo de ir andando: 20 minutos, y eso que estamos en plena ciudad.
- Tiempo del funcionario para revisar y echar el sello, 3 minutos (no había cola).
- Tiempo de vuelta: otros 20 minutos. Al haberlo hecho en taxi, son 15 minutos ida y vuelta mas el coste del taxi, 15 euros que hemos de sumar pero que nos ahorran 25 minutos de tiempo en viajes.
Todo ello, mediante el método «tradicional», pero yo me pregunto, cuánto nos ahorraríamos los ciudadanos y los administrados si nuestros gestores aprendieran del taxista y el de la cafetería, tuvieran en cuenta a «sus clientes» y todo ese papeleo, fotocopias y viajes se hubieran simplificado en uno, sólo rellenar el impreso electrónicamente, firmarlo digitalmente, y emitir un acuse de recibo digital. ¿No es eso lo que hacen también los bancos con nosotros?. Me pregunto: ¿Por qué ellos no?.
Finalmente, volvemos al título del post, cómo ha cambiado aquel «Día en la vida» de 1967 con respecto al día de hoy. Pero, ¿ha cambiado para todos?.
La verdad Venan, esto que comentas lo veo mucho más necesario que no los Open Gov, que está muy bien, pero que en realidad es más la guinda del pastel y no y un fin en sí mismo como algunos parecen querer hacerlo.
Un abrazote y hasta la próxima.
Buen artículo, Venan. Pienso que las administraciones están avanzando algo. El tema del DNIe para hacer algunas gestiones me parece un avance importante. Va habiendo gestiones que se van «pasando al lado de la eficiencia»
Saludos,
Gracias Pedro, comentarios como el tuyo animan a seguir escribiendo.