Recientemente hemos asistido a la escenificación de la industria del cine en la Ceremonia de entrega de los Premios Goya por la Academia del Cine en España. En ellos, su presidente hizo una nueva alusión al «problema de las descargas ilegales«. Es un tema recurrente.
También he asistido a un congreso sobre Social Media en el que había mayoritariamente periodistas junto con profesionales del marketing y del Social Media. También allí se hablaba de lo mismo, y se percibía un «miedo» a los nuevos canales y al empoderamiento de los usuarios frente a las marcas y a los propios comunicadores.
Este problema tiene que ver con cómo los negocios tradicionales no quieren abandonar sus fuentes de ingresos ni adaptarse a sus clientes y canales. Esto es de aplicación al mundo de la música, del cine, de la publicación escrita, la televisión, la radio, la prensa, el periodismo, el marketing, la política. Nadie se salva.
Me gustó la aportación de uno de los ponentes: “Cuando me pongo en casa a escuchar mi disco de Vinilo en mi Hi-Fi, viene mi hija y me dice: ¿Pero ya te has dado cuenta de que nadie sabe lo que estás escuchando y no puede comentarlo o compartirlo?”.
Han cambiado y no nos hemos enterado. ¿Seguro? ¿O tal vez no queremos enterarnos? No hablamos de futuro, hablamos de presente. Hoy día hay maneras nuevas de hacer las cosas. Los creadores de música por poner un ejemplo, ya no tienen que utilizar los canales tradicionales ni sufrir las imposiciones de los distribuidores, pueden llegar a los consumidores por otras vías, y sobre todo, directo a los ordenadores de los usuarios y sus dispositivos móviles.
Todos conocemos el modelo de negocio de Spotify, muy popular en España, pero no ha sido hasta muy recientemente cuando se ha puesto en marcha en USA por ejemplo. Cada empresa abre sus mercados en un mundo global y lo hace adaptándose a cada mercado en el que lanza sus productos.
Estos nuevos modelos de negocio se basan generalmente en lo que denominamos “Redes P2P o Redes Peer To Peer”. En ellas, los usuarios en lugar de ser clientes, son a la vez servidores, utilizando ese intercambio de archivos para distribuir los contenidos. ¿Son las redes P2P legales? Sí, al igual que las descargas de archivos. Lo que es ilegal es realizar actividades ilícitas con ellas.
Recientemente me ha llegado una invitación a “BearShare”. Pienso que es otra red más, pero indago un poco y me doy cuenta de que no es una cualquiera. Es la evolución de algo más conocido, «Gnutella” nacido poco después del famoso “Napster” que ha tenido que ir adaptándose a los requisitos legales que le iban planteando. Es decir, un veterano en este mundo y que ahora quiere extenderse en España.
¿En qué consiste? Ellos llegan a acuerdos con los poseedores de los derechos sobre la música y la ofrecen a sus clientes en forma de descargas de música de manera legal y autorizada. Existe una versión “Free” de “Sin Coste” en la que puedes compartir y descargar música y vídeos compartidos por otros usuarios “sin cargo” ni tarjeta de crédito. Si lo que quieres es descargar contenido “Premium” identificado con un icono dorado necesitas una suscripción de pago a un precio similar al de otras plataformas en el mercado.
¿Qué diferencia esta plataforma de los “grandes”? Amazon, Google y Apple ofrecen sus propios servicios de contenidos, que están basados en lo mismo, pero desde la plataforma de las grandes compañías. El modelo de BearShare se basa en compartir los contenidos entre los usuarios, de ahí lo de Redes P2P.
En definitiva, diferentes maneras de hacer lo que antes sólo podía hacerse de una: comprando el soporte físico y disfrutándolo tú solo. Local frente a Global, ubicuo frente a estático, social frente a individual. Está pasando, no puedes pararlo, te adaptas o tu modelo morirá.